Energía renovable y Energía limpia ¿Diferentes?

Las energías renovables pueden ser energías limpias, sin embargo, no todas las energías limpias son renovables.

 

México es conocido por su gran riqueza de recursos naturales para la generación de energía, sin embargo, ¿Energía renovable, es lo mismo que energía limpia?, la respuesta es No, si bien en la actualidad ambos términos se usan de manera indiscriminada, tienen diferencias sutiles pero importantes, que las diferencian una de la otra.

Tipos de Fuentes de Energía

 

Las Energías Renovables, son aquellas fuentes de energía que se encuentran en la naturaleza y de cantidad ilimitada, ya sea por la inmensa cantidad de energía que contienen o por que pueden renovarse por medios naturales.  Ejemplos de este tipo de fuente de energía son:  Hidráulica y Micro hidráulica, Solar, Eólica, Biomasa, Geotérmica y Oceánica.

Por otro lado, las Energías Limpias, son aquellas que durante su producción contaminan menos en comparación con otras, como la energía proveniente de fuentes fósiles, bajo el espectro de emisiones de CO2.

La Excepción a la Regla

 

Las energías renovables pueden ser energías limpias, sin embargo, no todas las energías limpias son renovables, en este rubro entran las centrales núcleo eléctricas. Las plantas de energía nuclear requieren uranio como combustible nuclear para generar energía, existen pocos yacimientos de este mineral disponibles para minar, lo cual lo hace un componente finito en la naturaleza, independientemente que su vida útil dentro de la planta nuclear para la generación de energía sea prolongada.

Contexto Energético en México

 

La Secretaría de Energía y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales consideran como energía limpia a cualquier tipo de energía que tenga una tasa de emisiones no mayor a 100 kg/MWh, sin importar que genere otro tipo de desechos, este concepto de energía limpia se construyo durante la reforma energética del 2013 en México.

¿Por qué existe discrepancia en ambos términos?

 

Bajo el enfoque de México las plantas nucleares generan energía limpia con tasas bajas o nulas de emisiones de CO2, sin embargo dicho concepto no toma en cuenta los desechos radiactivos peligrosos para la salud y el medio ambiente. Los desechos radioactivos, no son catalogados como gases de efecto invernadero (GEI) responsables de incrementar la emergencia climática que se vive hoy en día, sin embargo, sus efectos nocivos al medio ambiente pueden ser igual de dañinos, tomemos como ejemplo Chernobil y Fukushima.

Consecuencias políticas y ambientales en México

 

Al creer que la energía nuclear es una energía limpia que no emite gases de efecto invernadero (GEI) y que su generación no es intermitente, puede orillar a los líderes políticos a ordenar la construcción de un mayor número de plantas nucleoeléctricas en el país, argumentando que es más confiable para la estabilidad de la red eléctrica nacional que las fuentes de energía renovables convencionales, como la energía solar y la energía eólica. Sin embargo, no hay que olvidar que las instalaciones que albergan el material nuclear que hace posible la generación de energía, son extremadamente sensibles ante diversos desastres naturales y accidentes dependiendo de su ubicación, como la historia lo ha demostrado. Un temblor de suficiente magnitud, Tsunami o accidente humano bastaría para dañar la central nucleoeléctrica teniendo como resultado una fuga de radiactividad en la zona aledaña dejándola inhabitable por cientos o miles de años.

La energía solar y eólica son intermitentes, sin embargo, ante cualquier falla o accidente los daños colaterales se centran solamente en los equipos de generación de energía como tal, paneles solares, inversores y aerogeneradores, no repercuten de una manera tan nociva y prolongada al ecosistema.

El secreto se encuentra en los detalles

 

La importancia de identificar las sutiles pero importantes diferencias entre los conceptos de energía renovable y energía limpia, radica en identificar tanto los beneficios y potenciales peligros de su uso, tanto a corto como a largo plazo y de esta manera lograr que los países enfoquen sus estrategias y recursos en construcción de infraestructuras que generen energía de una manera sustentable y segura hoy, asegurando las necesidades presentes sin comprometer la de las futuras generaciones.

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